El miedo es libre y amigo de todos.
Por ello, nuestros temores no se van a ir en este nuevo año y, muy probablemente, van a estar muy presentes en nuestro día a día.
Este nuevo escenario que afrontamos con ilusión es perfecto para comprender que debemos aprender a vivir con el miedo y sus mil caras. Porque, aunque lo vistamos de muchas cosas, no importa cuáles sean, nunca nos terminaremos de creer que un día nos despertaremos y este se habrá. El miedo se irá con nosotros de la mano, pero nunca lo hará antes.
Pretender eliminar el miedo es tan efectivo como arrancarse una pierna para que no nos duela de vez en cuando. Es una parte natural de nosotros de la que nunca ningún ser humano ha sido capaz de desprenderse. Y bien por los que dicen que no le tienen miedo a nada, porque probablemente haya sido ese miedo los que los haya convertido en los mejores en lo que respecta a confianza.
En cualquier caso, si ese temor a la hora de vivir está ahí es porque, de manera inevitable, tiene un papel. El mismo que nos ha hecho sobrevivir y ser mejores que ayer. El pánico de lo que haremos en caso de que ocurra nuestro miedo es, paradójicamente, nuestra herramienta para repasar sin descanso, para pulir un poco más, para llegar hasta ese lugar incómodo del que todos tenemos que hacernos responsables, tras el cual se encuentra lo mejor que podemos dar.
Porque quien no teme no llega a ese sitio, no tiene ningún incentivo para hacerlo, cree que todo está bien. Ha vencido a sus pánicos y sus síndromes sin comprender del todo que nuestras sombras más oscuras forman parte de lo que somos, del proceso natural.
Darse cuenta de eso alivia en gran parte la ansiedad, porque sabemos que hay algo positivo, que el miedo es el mejor acicate para esforzarnos. Podemos trabajar en su presencia y usarlo como combustible. Al fin y al cabo, no hay nada como sentir esa adrenalina en la punta de los dedos, la misma que nos recuerda que sentir es lo más normal del mundo y puede ser energía para llegar un poco más lejos.
Con suerte, después de un 2021 aterrador, creo que a partir de ahora seremos capaces de salir por el otro lado del dilema con algo bueno entre las manos.
Que tengan un feliz y próspero 2022
Por César Arrocha Plata